domingo, 23 de julio de 2006

















Ayer los verdes me abrazaron, el gran árbol volvió a acogerme en su vientre, la luz cálida y dorada aún me acaricia, los amigos en cómplices horas de poemas, el brillo en sus ojos y los sones de guitarra aún en la memoria me acompañan, las rosas y su aroma en las neuronas, aunque hoy despierto con el sonido de nuevas bombas en Oriente, otra mujer violentamente muerta a manos masculinas, los pisoteados derechos humanos y la paz que nunca existe, nuevas pateras y cayucos con los ojos agotados de esperanza que llegan y no llegan y de nuevo en el mundo un día gris como promesa.
Y yo quiero refugiarme en ti, verde, quedarme suspendida por un rato más en el recuerdo de Les Cuerries.

4 comentarios:

  1. Estoy por robarte las fotografías... y adueñarme de ese paisaje que transmiten y del árbol que cobija sueños. La velada poética debió ser sumamente emocionante, tal y como la describes.
    Gracias por el enlace.
    Saludos,

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  2. Preciosas fotos. ¿Es el Jardín Botánico, no? Por lo que cuentas debió ser una velada apasionante. Un abrazo.

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  3. El sábado tu te has sentido abrazada por el "gran árbol"
    Yo me sentí abrazado por ese árbol, por los verdes de "mi pequeño paraíso" por la poesía y, sobre todo por vuestra amistad.
    Me llenasteis el alma de sensaciones y gratitud.
    Con amigos así los acantilados de la vida se tornan en playas suavemente inclinadas.
    Gracias a todos:
    Carmen, Berna, Asun, Noelia, Manuel y Pipo.
    Armando.

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  4. Armando me gusta tu frase... los acantilados de la vida se tornan suaves playas.
    Tienes razón con amigos como vosotros es fácil sobrellevar todo.
    Bueno el caso es que poesía, naturaleza y amigos es un lujo. Gracias a ti por compartir tu paraiso.

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