lunes, 28 de agosto de 2006

En este mundo tan rápidamente perecedero que nos gastamos nos han quitado a Plutón. Yo me pasé estudiando toda una vida que el sistema planetario solar tenía nueve planetas, y ahora resulta que Plutón es pequeñito, vamos que no llega a planeta, que no da la talla, que le van a llamar planeta enano, vamos que es una cuestión de tamaño.
¿No es un poco irreverente?

sábado, 26 de agosto de 2006




Miro al oeste y aparece dorado el atardecer, miro al este y gris plomizo es el horizonte. Ante mí tenho una postal free dice: "Há un momento em que o prazer e o mal estar se confundem. É o momento de procurar uma saida". Me quedo con la mirada al frente y busco la salida.
La fotografía corresponde a un fragmento de una escultura en un parque frente al Mosteiro Os Jerónimos en Belem, Lisboa.

miércoles, 23 de agosto de 2006



Lisboa 7


Lisboa lleva hoy lágrimas de lluvia y brillan sus gastadas piedras.

No disminuye la intensidad de tus pisadas y una lenta cadencia se adueña de mis deseos.

Inmóvil mi espíritu observa el ajetreo del tranvía 28 cuando desciende por Graça, a estas horas abarrotado de turistas, 23 asientos y 39 ocupantes de pie.

Tus ojos expectantes desbordados de emoción, tus palabras y tu mismo, prendidos quedasteis en el horizonte de la luna.

No se abrió paso entre la guardia pretoriana que el fado hoy guarda mis sueños.

Hoy conmigo baja el Tejo acompañando suspiros de aire en rizada superficie gris iluminada, mientras en la Baixa se agolpan tus pisadas, aromas y recuerdos.
















Lisboa 6

Sentada frente al Tejo, hoy en tu ventana, entran los sentimientos acompañados por la luz que ilumina tu horizonte, pasan las aguas hoy con matiz verdiazulado, pasan rápidas las nubes ocres, blancas y azules, pasa tu música a pequeños impulsos que no entiendo, a través del humo del cigarro que aspiro y rotundo entra tu aroma.
Y pasa el ajetreo de dos trenes en distintas direcciones. Si tengo que escoger hacia donde caminar no sabría que dirección tomar, no sé por cual decidirme, si tengo que escoger me quedo refugiada en tu ventana, con la página en blanco a punto de escribir, el delicioso café con espuma de azúcar de tu boca, mi máquina de guardar momentos a mi alcance y aquel libro que tantas veces hemos leído entre las manos.
Y aunque la sirena del barco me avisa de la última llamada antes de zarpar, me quedo en tu ventana que está hecha para mí y mis deseos y dos lágrimas se deslizan por la piel de mis mejillas porque no me voy, porque no me quedo, porque hoy no te tengo.

domingo, 20 de agosto de 2006

Lisboa 5

Pastelaria Bénard, Rua Garret, 104.

Son las ocho de la tarde, frente a mí tres mujeres ante tres cafés y tres bolos, dos de ellos rellenos de chocolate con aspecto formidable, la luz del Castelo al frente, el viento que juguetón remueve mi falda y los elegantes camareros con delantales blanquísimos envolviendo literalmente sus piernas, camisa blanca, chaleco y pantalón impecables en negro, pajarita también negra y muchos ojos, muchas miradas que pasean a mi alrededor.
Juego a adivinar historias con las miradas que pasan. Si la mirada se acompaña con un ceño fruncido y con un halo de cansancio, son turistas que ha caminado todo el día. De estos últimos hay dos tipos, áquellos que en este atardecer aún les dura la sonrisa de sus ojos expectantes, escudriñan a todos lados, me cruzan la mirada, casi siempre cómplice. Otros pasan sin ver nada. Otras miradas son autóctonas, pasean más tranquilas, degustan los exquisitos pasteles.
Cúanto español se habla, me dice mi acompañante, y es cierto. Salvo las tres mujeres frente a mí y una pareja, tal vez americana, él alto, fuerte, rubio, con canas, ella asiática, fuerte, pequeña y de ojos oscuros y dos niñas, aún no adolescentes que se entretienen con la moda Benetton que nos colorea atractivamente, desde la casa de enfrente, con sus saldos ya al 70%. Alguien hojea un libro y más allá alguien observa un mapa desplegado, otro alguien hace un sudoku, que internacionales son los números.
Los adoquines brillan reflejando la luz eléctrica que comienza a aparecer y fija mi atención en la figura del Café O Brasileira y sus 100 años de existencia y pienso. Pienso si en otros 100 años seguirá estando aquí, si seremos lo suficientemente inteligentes para ello, si nuestro modelo social actual tiene tanta estabilidad como en la centena anterior.
Quiero pensar que siempre existirá esta ciudad, con su aspecto decadente y renovado, en constante trasformación aunque nada parezca que cambie. Quiero pensar que siempre existirá esta ciudad en la que parece que siempre a la vuelta de la esquina me voy a encontrar alguien conocido y sino aparece no importa, ella tiene suficiente atracción y protagonismo para llenar la vida de muchos cien años más.

sábado, 19 de agosto de 2006

Lisboa 4

Mi rincón preferido en Lisboa se repite en calles y plazas. Una silla y una mesa verde, a veces bajo un árbol, bien en el Parque de Pedro Calmón, frente al teatro São Carlos, en la mesa de al lado de Fernando Pessoa cuando escasean los turistas en el Café O Brasileira, en la subida del Largo de Sta. Lucía o camino del Adamastor en una terracita triangular frente a una farola que divide dos calles frente a mí.
Siempre una silla, una mesa, un libro, mi libreta o tal vez una servilleta de papel recogiendo pensamientos, sentimientos y yo respirando el suave aire de recuerdos, de nuevos encuentros.
También frecuento escaleras de alguna iglesia. Fue en las escaleras de la Iglesia de São Miguel donde me detuve a revisar mi gastada pila digital de la Canon que fielmente me sigue donde quiera que me encuentre. No te ví en el primer momento aunque sentí en el cuello tu mirada. Me volví y dos sonrisas quedaron suspendidas a mitad de camino entre los dos.
Boa tarde, escuché en ese tono casi susurrado. Boa tarde, contesté no dejando escapar las vocales de mi boca tratando de no parecer demasiado extraña. ¿Qué dibujas? A Baiuca, me gusta este rincón. A continuación surgieron en cascada los verdes prados de mi tierra, las aguas torrenteras de las suyas, los incendios en el país vecino, los atardeceres africanos en invierno que dieron paso a escenarios interiores que escogimos para ahondar pensamientos personales. Acabó la tarde en Graça, después de tres exquisitos cafés portugueses en medio del tiempo trascurrido entre mares de palabras y palabras.
Últimamente atardezco siempre en las colinas lisboetas y sus miradores en Graça, Nuestra Señora del Monte, Santo Amaro, Sta. Lucía, Adamastor, el Castelo de São Jorge... siempre una mesa, una silla, un café, un libro y, tal vez, palabras compartidas.

jueves, 17 de agosto de 2006

GUARDIÁN DE LUNAS

Accediste al título
de guardián de lunas
cuando aquel susurro
de tus dedos en mi espalda
congujó oleajes
de vehemencia incontrolada.

Cómplice un arco de luna
triunfaba plateado en la noche
mientras el mar proseguía
su intemporal arrullo
desplegando la sangre
de mis piernas y advirtiendo
el brillo de tus ojos chispeantes.

Juego y trémulo deseo suspendido
y palabras trasformadas en silencio
que despierta con tus besos.

Hoy me besan tus recuerdos
como soles sosegados
en la otra orilla de la luna
y tus ojos aún sonríen
tras las calles empedradas
acercando la distancia
que anulada tú recorres.
LISBOA 3

Me cruzaba con su sonrisa todos los días de verano en mi subida al Castelo de Sao Jorge. La encontraba sentada en una silla, al lado de la puerta de su casa, custodiada por cuidadas macetas de flores, con su camisa blanca, un chal de lana color crema sobre sus hombros y un sombrero de paja de ala ancha que daba porte distinguido a su amable y refinada compostura. Todos los días me saludaba y aunque apenas cruzamos unas pocas palabras yo paseaba por la Rua da Misericordia buscando su sonrisa.
Hoy no la he visto, la última vez que pasé por su calle tampoco estaba, sus macetas no tenían flores. Estoy en lo alto del Castelo, tengo la Baixa a mis pies, más lejos el Barrio Alto y Estrela destacando por su gran cúpula blanca, y pienso. Pienso en la fortaleza y fragilidad de la vida, que se acaba y comienza cada día, pienso en las piedras que nos sobreviven y disfruto con la luz iluminando los colores pastel de las casas de Lisboa.
No estaré aquí, ni en ningún sitio y la luz seguirá iluminando las piedras de Lisboa, los colores de la Baixa y el Tejo seguirá dominando lentamente la escena. Pero hoy este momento es mío y lo disfruto. Cuando vuelva a pasar por la Rua da Misericordia evocaré su sonrisa y cómplice me servirá de refugio.

viernes, 11 de agosto de 2006

LISBOA 2
El Largo de Chafariz estaba tranquilo esa tarde y sólo varias mesas con manteles a cuadros blancos y azules esperaban la presencia de tempranos clientes. Me senté en la mesa más pequeña y pedí un róbalo y media botella de vinho verde.~
Cuando me preguntó el camarero si sería solo un servicio la respuesta fue rotunda, por supuesto que sí. Inmediatamente vino a mi mente otra estancia en esta plaza con un fado sonando en áquel acordeón acompasado. Éramos tres muy jóvenes aquel día, él, yo y mi hija mayor, una menina aún con pañales. El mismo espacio en distinto tiempo, me separaban largos años de proyectos conseguidos a mitad de botella, un parénteis en el que hubo una vida que ya no existía.
Pasaron ante mí imágenes rápidas, sentí que aquel tiempo ya no me pertenecía, se habían despegado para siempre aquellos sentimientos. Hoy había paseado Alfama todo el día y al atardecer leía a Fernado Pessoa y cenaba róbalo grilhado. El día anterior había recorrido 800 kilómetros con la música del concierto de Aute y Silvio en la plaza de toros de las Ventas de Madrid y aquella canción de Silvio Rodríguez aún sonaba en mi mente:
"Ojalá pase algo que te borre de pronto,
una luz cegadora, un disparo de nieve,
ojala por lo menos que me lleve la muerte
pra no verte tanto, para no verte siempre,
en todos los segundos, en todas las visiones".
Y de pronto comprendí la belleza del momento de mi vida, sentirme bien y disfrutarlo. Llamé una amiga para contárselo. Aquel día nací libre y me dí cuenta, lo bauticé con vinho verde en Lisboa, en el Largo de Chafariz.
LISBOA 1
Cómo contaros, amigos, el color de la mies dorada iluminada por el sol del mediodía castellano y la dehesa extremeña poblada de reses bravas sesteando, prolongada su presencia hasta el mismo borde de la autopista con la réplica de toros pintados de colores arcoiris.
Cómo contaros, amigos, que hoy he llorado, cuarta feira en esta tierra, al saber que siguen activos los incendios en Galicia y que Israel sigue incendiando odios y planificando cuatro semanas más de castigo a los territorios del sur del Líbano.
Cómo contaros la cadencia de las voces que me acompañaron con sus fados, ésta vez desde el dial de mi coche, en este atardecer y cómo contaros, amigos, la emoción que siento al pasear la Avenida de Liberdade, el Rossio, la rojiza luz del Tejo acariciando mi cara con su reflejo y la lúa guiñando cómplice en la oscuridad mientras disfrutaba con el último porto frente al Adamastor.
Cómo contaros, amigos, los aromas, sensaciones, deseos y momentos compartidos que me esperan en estos días lisboetas... Eso sí, os traigo a todos en mi mochila y espero que os llegue la energía que me funde y me confunde esta ciudad con la que sueño.

martes, 8 de agosto de 2006


Me espera la Baixa, compartiré algún café con Pessoa, intentaré fotografiar las paredes de Lisboa, sus sonrisas y melancolías, la luz dorada sobre el Tejo al atardecer, escucharé fados y seguiré atenta al vuelo de la paloma de una paz que no llega.
Cada día sem gozo nâo foi teu:
Foi só durare nele. Quanto vivas
sem que o gozes, nâo vives.
Cada día sin gozo no fue tuyo:
fue sólo durar en él. Cuanto vivas
sin gozarlo, no vives.
Fernando Pessoa como Ricardo Reis.
La fotografía, por supuesto, es mía y es de la Baixa desde el aire, despegando...




Dos texturas y un sonido…

La blanca arena y el agua azul acariciando mis pies y arrullando en mi cerebro con suaves roces de deseo en estos días grises de violencia, incendios provocados y una guerra al otro lado de nuestro Mediterráneo.
Y un sonido de mil gotas explotando en lágrimas saladas por el dolor y el lloro no escuchado de una guerra al otro lado del mar susurrando píldoras de nuevos odios cada día, aliñados hoy con la alegría de unos ojos y tus risas provocando mis suspiros en este atardecer.

jueves, 3 de agosto de 2006


dos fotos y una frase...





Las fotos, una desde arriba, la otra desde abajo, corresponden al Ribat de Monastir (Túnez).

"Tu crecimiento no depende de lo que ganes en la lucha, sino de la fuerza interior que desarrollas para triunfar"

La frase es de Annie Wood Besant (1847-1933) una adelantada mujer británica que era monja y defendió el control de la natalidad en 1877.

miércoles, 2 de agosto de 2006
















una imagen y dos libros...
La semana resultó ser, además de otras cosas, de un relax apasionante.
Leí ávidamente dos libros que tenía pendientes y entre página y página, al levantar los ojos, además de una luz maravillosa que por el norte no pillamos, me encontraba las palmeras y un cielo muy azul complemento estupendo para la lectura.
En cuanto a los libros disfruté con Benjamín Prado y su "Mala gente que camina" que me trasportó a los tiempos del franquismo y toda la trama de la Sección Femenina y el Auxilio Social mezclados con la vida de una escritora que no publica y sobretodo el drama del robo de niños a presas republicanas. Todo ello con una narración muy fluida y un repaso a una parte de nuestra historia aún reciente. He leído algunas críticas sobre el recurso narrativo que utiliza Benjamín en esta novela, las conversaciones entre una madre y un hijo que interpretan de dos formas distintas del recuerdo de la historia, en EL PAIS, Babelia, Angeles y demonios de Javier Goñi, sin embargo a mi me parece adecuado este recurso en el contexto de la novela y, por supuesto, la recomiendo.
La otra novela es "El pintor de batallas" de Arturo Pérez-Reverte que me trasportó por los matices del color, los personajes en los cuadros de grandes batallas y la historia de un reportero gráfico entre el amor y la soledad. Un gran fresco circular en la pared de una torre abandonada en la que habita los últimos meses de su vida es el motivo para analizar secuencias buscando las leyes y la confirmación de la geometría del caos en el universo, la historia y la vida. También es muy recomendable.