domingo, 25 de noviembre de 2007



Día internacional contra la violencia hacia las mujeres, 25 de noviembre de 2007

Yo denuncio
tú denuncias
ella denuncia, él denuncia
nosotras y nosotros denunciamos
vosotros y vosotras denunciáis
ellas y ellos denuncian

Ésta es la campaña institucional del Instituto Asturiano de la Mujer de Asturias.
73 mujeres este año muertas en España por la llamada violencia de género, dos de ellas en Asturias. El día de la muerte de una mujer muy joven escribí este poema y colgué esta entrada en mi blog.


MARIPOSAS ROJAS

Una mariposa roja sobrevoló la noche
y las rosas abiertas de tus pechos
quedaron al desnudo en la acera.
El borde del acero recorrió
tu cuello transparente y te abriste.
La tarde, y toda la vida,
fue un bajo continuo de violencia.
Habías muerto en febrero, el veintisiete,
con veintisiete años casi no vividos.
Una fría y cínica sonrisa
te cubrió como un último abrigo.
Tus ojos, en el suelo aún, no sabían
como cortar el cordón umbilical
con tu asesino.
Una brisa en tu melena
cerró la noche
.


La prevención, la educación, el aislamiento del maltratador no parece que mitiguen esta enorme lacra social. Un lunes de hace algunas semanas fue un día negro para la violencia de género, cuatro mujeres muertas o heridas muy graves a manos de sus compañeros o excompañeros sentimentales. ¿Cuantas mujeres más estarán aguantando situaciones de violencia en silencio?
A ellas va destinado este poema, para que la luz y la libertad entre en sus vidas.

Sin más palabras, pasemos a la acción y denunciemos.

viernes, 23 de noviembre de 2007



TRANSITANDO LA MARAGATERÍA

Dormí bajo la luna y las estrellas, me despertó el sol que asomaba en la ventana. Los chopos y sus dorados amarillos atraviesan el cristal y me saludan, un poema de Leopoldo Panero había arropado abrazado mi sueño.
Esta mañana aún olía a leño consumido en charlas de chimenea de la noche anterior en la habitación nº 3 de una hospedería castellana, Casa Guts de Santiago Millas, a la espera de un cocido maragato.
Y sentí la majestuosa vida de los dioses en mis manos y el aire regalándome su fuerza, los pájaros cantando mi alma y escuché los rumores aún vivos de piedras en las destruidas casas de un pueblo abandonado y el ajetreo de la vieja abadía en el tránsito del camino de santiago.
Y añadí una piedra más en la famosa cruz de hierro y sentí la mano amiga, y las risas y la cercanía compañía y el dorado acompañándome el día entero y la triste despedida del atardecer convertido en rosa enardecido.
Y doy gracias por saber vivir estos encuentros.
Paseando al amanecer, en el Barrio de Abajo de Santiago Millas (León) me encontré con esta puerta, esta piedra y este sol y creí debía de guardarlo en el recuerdo.

jueves, 15 de noviembre de 2007



JAZZ EN EL CENTRO

Lentamente deshago
pétalos de arena a tus pies
y despiertas suavemente.

El piano en el piso de abajo
deshoja margaritas
acompañando a un contrabajo.

Vamos deslizando suspiros
de deseo, músicas de quejidos
que se agotan absorbe mi alma
en el sublime momento.

Amanece, ya se apagan los ensueños
la luna deja paso, desafinan
los rojos tulipanes, los cantos
de gorriones torpemente van naciendo
derrotados de luz y realidad.

Discurren los estadios de vida, cayendo
en torpes conciertos de tregua cotidiana,
sólo dos letras rojas alfombran de pasión
algunas noches, preludios
del dulce cacharreo y percusión
que anuncia un nuevo día,
jovial me sacude interiores,
despierta sentimientos que nunca
han debido de dormirse.

jueves, 8 de noviembre de 2007



REPROCHE

Siento el dulce chapoteo de tus aguas
pretenderme.
Te has perdido este sol
y este momento,
el dulce calor que me circunda,
y la luz verdiazul que refleja
mis sueños.
Y te has perdido,
soñarte.

Pasará este atardecer
como tú has pasado por mi vida,
sin darte cuenta que prendido
has quedado para siempre.

Puntillas de espuma asemejan tu atención,
van y vienen, se deshacen.
Escucho la mirada que rodea
mi imagen,
sentada en esta piedra,
sentada en esta vida,
alejada de ti y tus impulsos,
alejada de la vida y mía,
sólo mía.
Los reflejos de agua y el paseo relajado por el JBA, Jardín Botánico Atlántico de Gijón, reconfortan el alma.

domingo, 4 de noviembre de 2007



DÍA DE FALLECIDOS.

Llamó a la puerta, estaba oscura la escalera. Una mujer abrió, Lucía preguntó por su marido.
Era domingo, bastante pronto, tal vez las ocho y media. Lucía se había cruzado en el portal con una señora que venía de misa y llevaba el pan caliente bajo el brazo.
“¿Qué haces aquí?”, dijo él. “Comprobar lo que para mí era imposible de creer”, fue la respuesta.
Y así fue como, sin mas palabras, veinte años de convivencia saltaron por los aires. Lucía había retrasado demasiado la decisión y por fin aquel día de fallecidos lo había sido realmente.
Siete años después la sensación de libertad invade totalmente su alma. A la pregunta de ¿cómo estás?, divinamente es la respuesta espontánea.


A veces nos cuentan historias difíciles de creer. Historias como las que Tino Pertierra deshoja cada día en su columna diaria en La Nueva España. Ésta podía ser una de ellas. Confieso que siempre quise escribir pequeñas historias como Tino Pertierra.


La fotografía es de mi mar, mi mar de libertad, desde el rompeolas en el puerto de Gijón.