MASAJE GINKGO
Música zen y luz ocre tamizada,
velas blancas y tus manos se deslizan,
suaves, por la carne de mi alma,
como yo me deslizo cual sombra,
suave, por las aceras de Lisboa.
Húmedas piedras postran ante mí
humedades que ayer viví contigo,
implacables perforan hoy mi alma,
mientras brilla tu piel de gata negra,
complacida, feliz, ajena de añoranzas.
Estaba cercano el inicio del invierno, paseaba por una Lisboa lluviosa, sus adoquines reflejaban mi sombra trasladándola a otros momentos vividos. Del Gingko ya os hablé en otra ocasión.
Sabias palabras envueltas con el brillo de Lisboa.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz 2007!
Lisboa, una ciudad donde sueño volver...
ResponderEliminargracias por compartir
un abrazo, y feliz 2007
querida paula, Lisboa es una ciudad que siempre te espera y tiene tantas esquinas para perderse que siempre encontrarás aquella que tu corazón quiera disfrutar.
ResponderEliminarbesos y gracias por pasar.
Hay ciudades que, sin saber muy bien el motivo, te enamoran desde que las pisas por primera vez. Incluso, hay algunas que, sin pisarlas, enamoran.
ResponderEliminarMuy bello tu poema.