sábado, 27 de agosto de 2005



Aún sigo impresionada, estoy de duelo.

Hace dos días atravesé Portugal viajando hacia el norte, un otoño inesperado me acompañó en el camino, ante mis ojos copas amarillentas, ocres, a punto de caída de sus hojas, alternando con los frescos verdes adecuados en esta todavía temporada de verano.

No era otoño adelantado, sino muerte inesperada, viajé ajustando la mirada a las heridas de los bosques, escuchando los quejidos de árboles muertos que no dejaron de llamarme, viajé abrazada a la desolación que iba en aumento, caminé una mañana de autopista aspirando la destrucción de muchas vidas, la desaparición de muchos bosques.

Cambié de país, llegué a Galicia, asomaban restos humeantes de días anteriores, aunque una esperanza de una lluvia al mediodía comenzaba a bañar el horizonte…

Se queja Gaia… protesta, sufre los excesos, la inconsciencia de nuestra especie... llora tantas vidas que se han perdido en estos días…

2 comentarios:

  1. QUE DURA IMAGEN LA DE LOS ARBOLES MUERTOS... TRAGICA Y DESOLADORA... LO MAS TRISTE ES QUE NO PARECE QUE VAYA A MEJOR...

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  2. terrible eso de los incendios, yo quemaría vivos a los pirómanos

    Todo precioso Carmen, sigue adelante, es un placer pasearse por aquí
    Bicos
    Mik

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