EL TRABAJO OS HARÁ LIBRES
Triste mueca del destino
cuando atravieso
el umbral de los desposeídos.
Los pasillos amontonan
aquellos zapatos paseados
por pijamas de rayas
que protegen cuerpos vestidos
de piel, atrapados, vacíos,
esperando el tren que avanza
hacia el último paseo.
Sola ante el irreverente espacio
que verde me rodea
siento que me abrazan asfixiantes
alambres y rejas, vigilantes
armados que no hoy existen
escondiendo la vergüenza del gran fuego
y sus cenizas volando en mi memoria.
Perviven inexorables al tiempo
los raídos raíles testigos del pasado.
Esta primavera viajé a Polonia y visité Auschwitz y los campos de Burkenau y Brevinka. Aún me sobrecoge la imagen de los verdes prados en los que las chimeneas de los hornos han desaparecido, pero los raíles del último paseo permanecen como testigos de otro tiempo desgarrador. No puede morir el sentimiento de denuncia y de rechazo para que nunca vuelva a suceder, para que nunca esté sucediendo.
Esos raíles nos llevan a un pasado que no hay que olvidar para que no se repita.
ResponderEliminarbesos
Tu pluma de poeta, siente la realidad vivida en ese país.
ResponderEliminarGracias por compartir tus poemas.
Un beso. Antonio
que no desaparezcan jamás de nuestra memoria esos viejos railes. Que queden ahí, viejos pero presentes y que nuestros hijos los conozcan para poder gritar juntos Nunca Mas. i en Auschwitz, ni en Sartaguda, ni en Chile, ni en...ningún lugar
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Carmen.
ResponderEliminarEste poema me llega de una forma muy especial. A pesar del tiempo que pretende borrar lo bueno y lo malo, la voz, la palabra, la memoria han de alzarse para evitar otros campos (que aún existen), otros exterminios (que todavía suceden). Me alegro de haberte conocido y escuchado. La tarde del cerro será una de esas hermosas historias que llevaré conmigo.
Un beso fuerte.
Julio
PD.
Te paso la dirección de mi blog y con tu permiso, enlazo tu página.
http://juliocoltrane.blogspot.com
Hola:
ResponderEliminar¿Y el olor que aún queda en ese aire? ¡Triste! De amargura.
Besos.
Me recuerda a mi país a los años de horror y muerte en la dictadura militar que vivimos donde al canto de "Ni olvido, ni perdón" se alza en el aire la memoria de 30.000 desaparecidos...
ResponderEliminarUn abrazo.
Es tremendo pensar como ese verde merodea testarudamente cerca de la terrible historia.
ResponderEliminarSupongo que así es todo en nuestras vidas: danzas de dualidades permanentes.
Saludos y muchas gracias por pasar por mi blog.
Debe ser una visita muy dura, recuerdo cuando leí Sin Destino de Imre Kertész que me dejó con el corazón en un puño.
ResponderEliminarHermoso poema.
Un saludo
Nunca más...
ResponderEliminarMuy buen sitio, lo descubrí hace un tiempo mientras buscaba algo de "gaia". Felicidades amante del mundo, seguiré a tento a tus textos. =)
ResponderEliminarMacabra ironía conservada en la memoria de un campo de concentración.
ResponderEliminarRepugna oír la palabra libertad en ciertas bocas.
Y llamar trabajo a la tortura del esclavo.
Nunca más.
Besos.
Yo creo que no podría soportarlo, quiero decir, estoy casi segura de que pasear por esos lugares, dejar que la mirada se pierda por esas piedras, me haría llorar. Seguro.
ResponderEliminarGrande el poema...
Hermoso homenaje a tantas víctimas de uno de los horrores más grandes que ha conocido la humanidad.
ResponderEliminarBesos.
Hola Gaia!!
ResponderEliminarEsos railes conviene que estén ahy para que no se olviden las atrocidades que se cometieron.
Precioso Poema y un gran blog, promero volver con frecuencia.
Besos!!
-javi-
Tengo un gran amigo que hizo el mismo viaje que tú y que sintió algo parecido al contemplar el paisaje del holocausto.
ResponderEliminarTu texto me hizo recordar la conversación que tuvimos a su vuelta.
Que no perdamos jamás la memoria. Sin duda tu poema ayudará a ello.
Un beso muy fuerte y en mi blog dejé una propuesta. A ver lo que te parece.
Cuídate.
sí, cenizas...no podemos olvidarlo para no repetirlo mas..
ResponderEliminardoncel, mi lápiz y el papel que siempre me acompañaba me ayuda a liberar algún sentimiento de la vida.
sasian ¡nunca más!
julio, es cierto la tarde del cerro es una hermosa experiencia para guardar... y tal vez repetir.
ya ves jesus, no parecía que oliera a nada especial, dolía el corazón, ése es el sentimiento que más recuerdo.
efectivamente rcanlover, para mi se alzaba en la memeoria el millón de cuerpos exterminados.
atus efectivamente esa dualidad entre el horror y la verde pradera es lo que quería captar por la
si, euprorbia, es una visita dura que quise hacer y creo que es bueno hacerla.
lamia, nunca mas.
Lola, te hubieran encantado las lectura debajo del Elogio al horizonte, estoy segura. Ya he visto que visitaste a Julio. Mucha poesía en Gijón, sí señor.
gracias faber, amante del mundo sí que soy. un beso.
ybris¡queda tanto de todo eso!
brujarola, la verdad es que paseé este lugar con el corazón encogido, muy encogido... y de ahí salió el grito del poema.
torosalvaje ¡cuanto tiempo!
hawwah, no sé si bellas letras, pero sí el recuerdo para que no habite el olvido.
javi, me alegro que pases por aquí. un beso
ricardo ¡nunca más!
alatriste, me gusta que esrte poema te haya hecho revivir el recuerdo. Aghora voy a tu blog.
Amigos, miles de sonrisas, besos y abrazos para todos. Gracias pòr pasear este espacio que se inició hace años en esta época cuando marchaba de vacaciones. Os quiero un montón.
Debe ser impresionante plantarte ante esa vía y pensar para qué fue utilizada en un pasado que no es tan remoto como quisiéramos. Deben ponérsete de punta todos los pelos del cuerpo.
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